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“No es un compañero, sino que es un hermano”: la importancia de los guías de Para atletas ciegos

Destacados representantes como el chileno Cristian Valenzuela o el brasileño Julio César Agripino le dan buena parte del crédito de sus éxitos a los compañeros que recorren la pista junto a ellos. “Este evento nos hace aún más amigos”, narró Matías Silva, guía de Valenzuela.

Cristian Valenzuela, histórico corredor del paralimpismo chileno, gira y gira en la pista de atletismo del Mario Recordón, buscando terminar la prueba de 1.500 metros, pero no lo hace solo. Siempre va “de la mano”, unido con una pulsera a la muñeca de Matías Silva, su compañero que también usa zapatillas de clavos.

Los Para atletas con discapacidad visual requieren siempre de la asistencia de un segundo corredor, el que no se separa de ellos ni siquiera cuando la competencia ya terminó. Es por ello que se hace necesario que la dupla mantenga una buena relación, la que se puede reflejar en éxitos deportivos por doquier.

“He tenido guías que son solo eso. Toman la cuerda, me guían y se van. Con ellos he ganado cosas importantes, pero con Matías es aún mejor porque es un amigo con el que corro, con el que dormimos en la misma pieza en la noche y conversamos de la vida y del atletismo”, explicó Valenzuela, valorando el vínculo que lo une con su antiguamente llamado lazarillo.

La importancia de la amistad fue reafirmada por el brasileño Julio Cesar Agripino, también competidor de los 1.500 metros, quien señaló sobre su acompañante, Lutimar Paes, que “para mí es un amigo. No es solo un compañero, sino que es un amigo, un parcero que está conmigo a toda hora, sea buena o mala. Le tengo mucho cariño y lo respeto bastante. Él es uno de los grandes responsables de mis buenas marcas esta temporada”.


Lutimar Paes (derecha) es el acompañante de carreras de Julio César Agripino (izquierda). (Foto: Carlos Ramírez Salazar).

SACAR LA VOZ EN EL MOMENTO INDICADO

La ventaja de poder ver lo que su compañero atleta no puede, le da el plus al acompañante de ser la voz de mando cuando circulan por la pista, algo que puede ser utilizado de manera estratégica o más emotiva.

Así lo detalló Matías Silva, especialista en maratones, quien ayuda a Valenzuela desde hace algunos años. “Yo tomo la palabra porque a veces Cristian no puede ni respirar (risas), así que le voy diciendo el panorama y a cuánto estamos de la meta. Trato de motivarlo, pero no ahogarlo a gritos. Ahí sirve que yo sea un atleta de alto rendimiento, porque entiendo que muchos gritos ahogan”, arguyó.

Siguió esa línea el chileno, agregando que “a veces me quedo callado o le voy dando órdenes sobre cómo va, pero hay momentos en que también me entusiasmo y hasta una ‘chuchá’ le grito. Una siempre necesaria que sé que le sirve”.

¿Funciona el método? Cristian Valenzuela zanja la duda: “Él va corriendo y me va motivando, tiene un nivel impresionante. Él me va gritando en la pista, me va tirando para arriba, que es lo que muchas veces le falta a un atleta ciego, sobre todo cuando la carrera está cuesta arriba”.

Escrito por: Carlos Ramírez Salazar.

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