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Un ramo de flores y un viaje exprés: la emotiva sorpresa que regaló el hijo de la ayudante técnico del básquetbol femenino

Ricardo Méndez tomó un bus en la tarde desde Quillota para felicitarla por su gran oportunidad: dirigir la selección femenina en unos Juegos Panamericanos. “Ella sabía que venía, pero no cuándo iba a llegar. Hice lo posible para estar cuanto antes”, dice, visiblemente emocionado. Patricia, su mamá, siempre ha estado ligada al deporte.

Lo denota su voz y sus ojos. Cada segundo de esos 126 kilómetros de distancia fueron eternos para Ricardo Méndez Bermudes (26), quien acaba de llegar desde su trabajo en Quillota al Polideportivo 1 del Parque Estadio Nacional. En su mano derecha tiene un ramo de flores, con la izquierda sostiene su maleta y carga en su espalda una mochila que guarda la mayor esperanza: saludar a su madre en el descanso antes que se vaya a camarines con las jugadoras. Mientras, Chile se bate en un apretado duelo ante Argentina por el básquetbol femenino, el segundo cuarto termina 40-40.

Patricia Bermudes (59) ama el deporte. Su nombre pulula como leyenda en los rincones de la estadística. Se cuenta que en 1984 anotó 109 puntos en un campeonato nacional en Coquimbo. “Fue seleccionada chilena en su tiempo, después estuvo dirigiendo la Universidad Andrés Bello, la selección femenina y también en el colegio siempre tuvo una escuelita. Participaba siempre en campeonatos del colegio”, menciona Ricardo.

Tras una vida ligada al básquetbol, hoy es la ayudante técnico de una generación promisoria y llena de juventud. Ricardo comenta: “Esto es algo histórico para ella y para nuestra familia. Así que vengo con este ramito de flores en reconocimiento por su trayectoria y por todo lo que ha hecho por nuestra familia, es un orgullo. Me ha enseñado y criado. Fue mi profesora jefe en el colegio, es alguien que me ha marcado toda la vida”.


Ricardo y Patricia se abrazan en el campo de juego (Foto: Sergio Maureira/Santiago 2023).

El joven de 26 años también tiene el deporte en la sangre. Jugó básquetbol hasta los 14 años, aunque después se decantó por el fútbol y el vóleibol. Sabe que su madre siempre quiso tener esta chance histórica, más aún con los Juegos en casa. Mientras la organización de Santiago 2023 hace las gestiones para lograr su misión, Ricardo espera ansiosamente cerca de una de las entradas que lleva a las tribunas. No quiere que ella lo vea y se arruine el momento. “Ella sabía que venía, pero no cuándo iba a llegar. Hice lo posible para estar cuanto antes”, agrega.

Suena la chicharra y los latidos se aceleran. La caminata es rauda y, al mismo tiempo, sigilosa. Las jugadoras y los cuerpos técnicos parten rumbo a camarines. Como si el destino se olvidara de los caprichos, Patricia es la última de la fila. Al llegar a la mitad de la cancha, se escucha: “¡Mamá!”. Se da media vuelta, observa a Ricardo con sorpresa y esboza una sonrisa llena de amor. Él le entrega el ramo de flores, se miran y se funden en un bello abrazo. Se intercambian un par de palabras. Ella vuelve a su labor. Su hijo sale del campo de juego, no puede más de felicidad.

Es algo muy bonito, cuando a mi mamá la llamaron… celebramos, para nosotros fue una noticia tremenda. Es espectacular que esto se haga acá, lo que han generado también los Panamericanos. De hecho, en el lugar que yo trabajo, también somos sede de los Juegos, ya que soy militar. En estos momentos tenemos la equitación en las tres disciplinas: adiestramiento, prueba completa y salto. Entonces, es algo muy lindo”, detalla Ricardo.

Nota: Vicente Vásquez Feres.
Foto Principal: Sergio Maureira/Santiago 2023.

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